Conservo una idea, mantengo una opinión, establezco una dinámica de juego, y hasta que alguien no rompa esta manera que tiene de entender el Sevilla el fútbol en los últimos años, no pararé de ser opositor, detractor de un juego vistoso pero ineficaz en los momentos decisivos.
En la última década, el club Hispalense ha resurgido de sus cenizas, que le tenían apartado de la élite del éxito, desde la década de 1939-1948, dónde los andaluces vivieron su etapa dorada con 3 copas del Rey y una Liga.
Desde que asumiera la presidencia del club en 2002, José María Del Nido, la imagen y la evolución de esta identidad ha sido sublime, gracias al enfoque deportivo de Monchi, quién ha sabido amortizar como nadie los fichajes del club, y a la colección de entrenadores de la casa. Hasta la fecha dos Copas de la UEFA, una Supercopa de Europa, una Supercopa de España y dos Copas del Rey, han sido los títulos que han dado identidad en el fútbol europeo al equipo andaluz.
Como en toda élite, la maquinaria necesita mejorar y llegar a lo más alto. La Champions League ha demostrado en los últimos años que es una competición que desvela los inconvenientes de este proyecto deportivo. Fenerbahce, CSKA de Moscú y éste año, en la previa de la clasificación de la competición, el Sporting de Braga. Bastó que Domingos Paciencia, técnico de los portugueses, situara a tres medios centros en el partido de vuelta, para anular durante 90 minutos a toda zona de creación de los de Nervión.
Tres clubes que dieron la campanada al eliminar a un club que aspiraba a seguir caminando por Europa, después de pasearse en la fase de grupos.
El famoso 4-4-2 se ha quedado algo anticuado por carecer de alternativas de juego . Se ha limitado a utilizar a sus dos grandes delanteros de los últimos años: Luis Fabiano y Kanouté. Atacantes, los cuales han ido asumiendo que en el terreno de juego solo eran apoyados únicamente por los carrileros e interiores que se exprimían en colgar balones o apurar hasta línea de fondo, sin dar opción alguna a morir por el centro.
Es un pequeño problema disponer de una plantilla con un potencial tremendo y carecer de la valentía necesaria como para prescindir de alguno de los arietes o extremos en el once titular. Eso daría fruto a una variante de delantero, el conocido como segunda punta, con gran movilidad, retrocediendo varios metros del área rival para dar soporte al medio campo y elaborar la construcción del juego.
Alguien debe romper esta filosofía ante la presión popular y dedicarse a trabajar para encontrar una variante en el centro campo.
Una destitución que estaba cantada desde el día que se hizo cargo del equipo, fue la de Antonio Álvarez, técnico que ha seguido apostando por el fiel sistema de juego de sus primeros; Caparrós, Juande y Jiménez.
Ahora es turno para Gregorio Manzano, técnico que dirigió al Mallorca la temporada pasada y al cuál solo el destino le privó de disputar la previa de la Champions League. Considerado gracias a sus números, como el mejor entrenador de la historia del club balear, el andaluz viene con la esperanza de volver a colocar al Sevilla en la máxima eminencia del fútbol europeo. Para ello dispone de una plantilla considerada, para muchos, de las mejores de la Liga BBVA. La duda está en si tendrá la libertad de trabajar libremente frente a la atenta mirada de Del Nido, quién será de los primeros en contraponerse a cambiar una dinámica que tanto éxito les ha otorgado.